sábado, 4 de junio de 2011
Radio-Novela
(Emma está sentada en el sofá alado de su novio, pensando la manera más delicada de decirle la noticia.)
-¿Puedo preguntarte algo?
-Eso ya de por si es una pregunta.
-No voy a entrar otra vez en tus juegos de palabras. Responde me esto: ¿hasta donde me quieres?
-¿Por qué “hasta dónde” y no “cuánto”? ¿el amor se mide por distancia y no por volumen?
-Te estoy hablando en serio.
-Explica te mejor entonces, no quiero decirte “hasta el cielo” y que me repreguntes hasta que lugar de la estratosfera con precisión.
-Quiero decir, ¿qué harías por mi como muestra del más grande amor que me tienes?
-Tanto como una adolescente.
-¿Y sólo ellos pueden hablar del amor en esos términos?
-Me niego a ser cursi, ¿está mal? No sería yo si fingiera decirte algo meloso para dejarte contenta.
-No quiero algo meloso. Quiero la verdad.
-La verdad no admite unidades de medición para los sentimientos. ¿Qué pretendes que te diga exactamente cuando me preguntas “hasta dónde te quiero” que suene a una verdad comprobable?
-Quiero que me digas algo que pueda creerme, eso para mi sería la verdad.
-No vas a dejarme en paz hasta que te conteste algo que te conforme, no?
-La verdad me conformaría.
-Daría la vida por ti. Y sabes que no juego con eso.
-Sí, y te creo como siempre te creí. Pero… ¿qué clase de vida?
-La mía, es la única que tengo, ¿no te alcanza?
- Darías tu vida por mi donando un órgano, tirándote bajo un camión para que no me atropelle, etc, etc. Todo eso lo entiendo. Y lo aprecio y lo agradezco.
-No es para que lo agradezcas. Lo haría porque de verdad lo siento.
-Lo sé. Pero, ¿y si eso no nos alcanzara?
-¿Te parece poco sacrificio? ¿Qué dé mi vida por la tuya?
-No, no me parece poco. Quizás no me parezca lo mejor que se pueda hacer. No me mal interpretes, yo haría exactamente lo mismo por ti, me tiraría debajo de ese camión o daría mi médula para que no te pase nada, o lo que fuese necesario. Pero me refiero a otras cosas que tal vez hagan falta.
-Pero el amor no es racional. Eso deberías tenerlo mas en claro que yo.
-Sí y no. Si hace tanto que estamos juntos es porque más allá de lo que nos queremos, pensamos en la mejor manera de mantenernos en ese estado, ¿no es así?
-Así es. Y los dos hemos renunciado a cosas por no fastidiar al otro. No voy a decir quien perdió más para no discutir sobre eso ahora.
-Entonces, debemos reconocer que en cierto modo, nos estuvimos forzando a querernos por una decisión racional.
-¿Qué estás sugiriendo?
-Que perdimos el sentimiento primario. Que sabemos que por costumbre, por conveniencia emocional, por no estar solos, y por muchas cosas más tenemos que estar juntos y querernos.
-Eso es ridículo. Hablas como si te hubieses dado cuenta de repente de que no me quieres más y tratas de justificar lo.
-Hablo como si me hubiese dado cuenta de que tengo que pensar en como seguir queriéndote. Y no me gusta.
-Cielo, yo…
-Creí que quizás te pasaría lo mismo…
-No, no me pasa lo mismo… ni siquiera lo pensé.
-Entonces ésa es tu mejor respuesta. Me quieres hasta donde ni siquiera tienes que pensarlo. Si no estuviese tan triste estaría felizmente orgullosa de que me quieras así.
-Pero, ¿por qué estás triste, entonces?
-Porque yo sí se hasta donde te quiero.Pero ya no la compartiría.
-¿Ya no me quieres? ¿Me estás dejando?
(Javier no sabia como reaccionar ante esta noticia, se levanto del sofá miró a su novia y se apoyó sobre la venta)
-Te quiero, pero no puedo seguir viviendo en una mentira. Y te pido perdón por la cobardía de hacerte esa pregunta, cuando en realidad ya sabía la respuesta y no me animé a tomar la decisión sin hacerla. Adiós.
-¿Puedo preguntarte algo?
-Eso ya de por si es una pregunta.
-No voy a entrar otra vez en tus juegos de palabras. Responde me esto: ¿hasta donde me quieres?
-¿Por qué “hasta dónde” y no “cuánto”? ¿el amor se mide por distancia y no por volumen?
-Te estoy hablando en serio.
-Explica te mejor entonces, no quiero decirte “hasta el cielo” y que me repreguntes hasta que lugar de la estratosfera con precisión.
-Quiero decir, ¿qué harías por mi como muestra del más grande amor que me tienes?
-Tanto como una adolescente.
-¿Y sólo ellos pueden hablar del amor en esos términos?
-Me niego a ser cursi, ¿está mal? No sería yo si fingiera decirte algo meloso para dejarte contenta.
-No quiero algo meloso. Quiero la verdad.
-La verdad no admite unidades de medición para los sentimientos. ¿Qué pretendes que te diga exactamente cuando me preguntas “hasta dónde te quiero” que suene a una verdad comprobable?
-Quiero que me digas algo que pueda creerme, eso para mi sería la verdad.
-No vas a dejarme en paz hasta que te conteste algo que te conforme, no?
-La verdad me conformaría.
-Daría la vida por ti. Y sabes que no juego con eso.
-Sí, y te creo como siempre te creí. Pero… ¿qué clase de vida?
-La mía, es la única que tengo, ¿no te alcanza?
- Darías tu vida por mi donando un órgano, tirándote bajo un camión para que no me atropelle, etc, etc. Todo eso lo entiendo. Y lo aprecio y lo agradezco.
-No es para que lo agradezcas. Lo haría porque de verdad lo siento.
-Lo sé. Pero, ¿y si eso no nos alcanzara?
-¿Te parece poco sacrificio? ¿Qué dé mi vida por la tuya?
-No, no me parece poco. Quizás no me parezca lo mejor que se pueda hacer. No me mal interpretes, yo haría exactamente lo mismo por ti, me tiraría debajo de ese camión o daría mi médula para que no te pase nada, o lo que fuese necesario. Pero me refiero a otras cosas que tal vez hagan falta.
-Pero el amor no es racional. Eso deberías tenerlo mas en claro que yo.
-Sí y no. Si hace tanto que estamos juntos es porque más allá de lo que nos queremos, pensamos en la mejor manera de mantenernos en ese estado, ¿no es así?
-Así es. Y los dos hemos renunciado a cosas por no fastidiar al otro. No voy a decir quien perdió más para no discutir sobre eso ahora.
-Entonces, debemos reconocer que en cierto modo, nos estuvimos forzando a querernos por una decisión racional.
-¿Qué estás sugiriendo?
-Que perdimos el sentimiento primario. Que sabemos que por costumbre, por conveniencia emocional, por no estar solos, y por muchas cosas más tenemos que estar juntos y querernos.
-Eso es ridículo. Hablas como si te hubieses dado cuenta de repente de que no me quieres más y tratas de justificar lo.
-Hablo como si me hubiese dado cuenta de que tengo que pensar en como seguir queriéndote. Y no me gusta.
-Cielo, yo…
-Creí que quizás te pasaría lo mismo…
-No, no me pasa lo mismo… ni siquiera lo pensé.
-Entonces ésa es tu mejor respuesta. Me quieres hasta donde ni siquiera tienes que pensarlo. Si no estuviese tan triste estaría felizmente orgullosa de que me quieras así.
-Pero, ¿por qué estás triste, entonces?
-Porque yo sí se hasta donde te quiero.Pero ya no la compartiría.
-¿Ya no me quieres? ¿Me estás dejando?
(Javier no sabia como reaccionar ante esta noticia, se levanto del sofá miró a su novia y se apoyó sobre la venta)
-Te quiero, pero no puedo seguir viviendo en una mentira. Y te pido perdón por la cobardía de hacerte esa pregunta, cuando en realidad ya sabía la respuesta y no me animé a tomar la decisión sin hacerla. Adiós.
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